http://www.nuevatribuna.es/articulo/galicia/galicia-partido/20160628175822129707.html
El pasado domingo hubo
un ganador relativo y varios perdedores. Aparentemente los ciudadanos
respaldaron a quien no se movió en absoluto y castigaron a quienes
intentaron formar gobierno. Pero la victoria puede ser pírrica pues
las dificultades para formar gobierno estable siguen siendo muy
importantes. Aún así, existe una oportunidad para un tipo de
gobierno más creativo, más condicionado por acuerdos y más
orientado a los problemas básicos. Dependerá tanto de la
flexibilidad de unos y otros como de la visión a medio plazo de los
distintos dirigentes y grupos, que esa oportunidad sea real o que
perdamos una legislatura en confrontaciones estériles. Entre otros
asuntos, convendría no perder de vista que los resultados del
“Brexit” van a reforzar la hegemonía alemana y por lo tanto la
durísima política económica que está imponiendo, libre ahora del
contrapeso del Reino Unido y con Francia inmersa en graves problemas
económicos. Interesa que haya gobierno e interesa que éste asuma su
condición minoritaria para impulsar una política de mayor
integración territorial, social y política.
Los resultados de las
elecciones generales presentan rasgos específicos en la comunidad
gallega, tanto más interesantes cuanto pueden indicar pautas de
comportamiento para las próximas elecciones autonómicas, que
tendrán lugar en un plazo aproximado de cuatro meses.
Comencemos por lo ya
conocido. El porcentaje de voto del PP supera en 10 puntos al del
PSOE en España, pero alcanza los 19 puntos si solo atendemos al
resultado de Galicia. Para los populares gallegos es un resultado muy
bueno, aunque lejos del alcanzado en 2008 y en 2011. El PSOE
retrocede ligeramente, en 5.000 votos, pero mantiene niveles de
apoyo similares a la media estatal. Podemos-Mareas, por el contrario
baja con respecto a las elecciones de diciembre, pero mantiene cuatro
puntos más en Galicia que en el Estado, posiblemente efecto de sus
gobiernos locales. Exactamente el caso contrario de Ciudadanos, que
retrocede cuatro puntos en Galicia. Por otra parte Podemos-Mareas y
PSOE aparecen prácticamente empatados en Galicia. En cuanto al BNG,
continúa su declive y arriesga incluso quedar fuera del Parlamento
gallego si no supera la barrera del 5% de apoyos.
Si revisamos la serie
histórica, el PP recibe un apoyo mayor en elecciones gallegas que en
elecciones generales, al contrario que los socialistas.
Aparentemente, pues las elecciones autonómicas se presentan con un
grado de incertidumbre menor que en diciembre pasado. El PP, al no
tener garantizada la mayoría absoluta, tenderá probablemente a
reducir las opciones de Ciudadanos, organización inexistente
actualmente en Galicia y cuyos clamorosos errores en la selección de
candidatos y en las propuestas programáticas, trabajan en su
contra. Las Mareas y Podemos están recogiendo los primeros
resultados de su desastrosa gestión en las Alcaldías de Ferrol,
Coruña y Santiago. Conservan un elevado apoyo pero deberán
introducir cambios en su gestión, en su mensaje y en su cohesión,
donde ya se perciben las fisuras internas.
Respecto al PSOE
gallego, parece haber estabilizado su electorado y por lo tanto estar
situado en condiciones de recuperación, muy lejos todavía de los
resultados de las autonómicas de 2005 o de 2009. Su principal
dificultad vendrá de la necesidad de disputar los resultados en dos
ámbitos distintos, a derecha e izquierda.
Para que se produzca el
cambio político en Galicia, deberán de concurrir dos factores. En
primer lugar que el PP pierda apoyos cuando en este momento la
tendencia es ganarlos. En segundo lugar que los partidos de la
oposición aumenten los suyos sensiblemente, no solo que los
intercambien entre ellos. Que el PP haya sido mayoritario en 300
municipios, entre ellos todas las ciudades y áreas urbanas, es un
dato preocupante. La oposición tendrá que hacer algo más que
descalificaciones globales y etéreas propuestas.