jueves, 28 de noviembre de 2013

FEIJOO LIQUIDA NOVAGALICIABANCO

El FROB ha decidido iniciar el proceso de venta de Novagalicia Banco, con el pleno respaldo de la Xunta de Galicia. Se desconocen los motivos de esa urgencia, que solo afecta a la entidad gallega, toda vez que el plazo otorgado por Bruselas finaliza en 2016. Existen dos posibilidades, la venta a otro banco nacional, que reestructurará la red, despedirá personal y trasladará los órganos de decisión, o la venta a un fondo de inversiones extranjero que antes o después venderá de nuevo. Hay que recordar que la entidad ha recibido diez mil millones de euros entre fondos estatales y comunitarios y que el FROB venderá con pérdidas. Pero nadie estima necesaria una explicación a los contribuyentes.

La pregunta pertinente es por qué se desprecia la posibilidad de mantener la entidad. Es cierto que la actuación previa de la Xunta, implicando a diferentes inversores en el capital del banco, resultó un fracaso y los implicados perdieron 70 millones de euros. Aún así, la necesidad de un banco gallego es unánimente compartida por el mundo empresarial. Galicia será la única comunidad histórica sin entidades financieras propias tras la desaparición en los últimos años de Caixanova, Caixagalicia, Banco Pastor, Banco Gallego y Banco Etchevarría. Por el contrario, Cataluña, País Vasco o Andalucía mantendrán sus entidades. Las consecuencias para el crédito en el futuro, el compromiso con los proyectos o el mantenimiento de la antigua obra social, son previsibles.

El actual equipo gestor del banco ha conseguido recuperar beneficios, sanear la entidad, redimensionarla y hacerla atractiva para terceros. Pero ni el Presidente Núñez Feijoo, ni el Presidente Rajoy, consideran oportuno mantener el banco y explorar otras opciones. En el caso de Núñez Feijoo, es la conducta habitual de aprendiz de brujo, iniciando procesos o asumiendo compromisos que luego abandona sin terminar, como han sido el fracaso del concurso eólico, Pescanova, Alimentos Lácteos, Navantia. Siempre el compromiso es mayor con la propaganda que con los hechos.

Así, mientras el sector naval gallego agoniza, cuando hace solo cinco años tenía 80 buques en construcción, Gas Natural Fenosa, principal productor eléctrico de Galicia, titular de la mayor parte de embalses hidroeléctricos, adjudicataria del principal lote de megavatios eólicos, copropietaria de la empresa pública SOGAMA, contrata barcos gaseros en Asia. En Galicia, en lugar de comprometerse con el naval, la eléctrica restaura un pequeño poblado en el pueblo natal del Presidente autonómico, transformándolo en academia privada de inglés que, naturalmente, subvenciona el Gobierno gallego.

Y aunque Feijoo conversa con Fainé, principal accionista de la eléctrica, vinculado al sector naval a través de la alianza con PEMEX en REPSOL, no se deriva ninguna acción inversora. Por el contrario, se anuncia la reestructuración de Navantia, antesala de su desparición. Es probable que el banco, como el naval, acabe siendo moneda de cambio para resolver otros problemas, como el conflicto catalán.

En una apacible conferencia en el Hotel Ritz, celebrada días pasados, Feijoo se extendía cantando las loas de la economía gallega, el estado de los servicios públicos y la competitividad. Dejándose querer por la adulación mediática, siempre necesitada de personajes. Por desgracia los indicadores oficiales no acompañan ese optimismo. Que otras Comunidades Autónomas presenten peores datos de empleo no puede ser motivo de satisfacción. Galicia se aleja de la convergencia con España y con Europa, el imparable declive demográfico se une a una estructura empresarial muy atomizada, con un sector industrial en derribo y con cifras de ocupación muy bajas. Incluso la corrupción se ha hecho un lugar en la vida institucional sin que la Xunta muestre la menor inquietud. Dos gigantes, Citroën en el Sur e Inditex en el Norte, visten las estadísticas. La evidencia de la crisis es la mínima inversión del exterior y la emigración masiva de los jóvenes más cualificados.