jueves, 30 de junio de 2011

INDALECIO PRIETO


El Ateneo Republicano de Galicia, ARGA, lleva a cabo una extraordinaria labor de recuperación de la historia y puesta en valor de los valores republicanos. Algunos de sus hitos han sido la rehabilitación de la Casa-Museo de Casares Quiroga y el Memorial del Campo de la Rata, ambos en colaboración con el Ayuntamiento socialista coruñés.

Días pasados ha organizado una conferencia sobre Indalecio Prieto, impartida por Francisco Vázquez, político cuya trayectoria es similar en muchos aspectos a la de Prieto. El acto ha servido para revisar algunas páginas de la historia del socialismo español a través de sus protagonistas.

De entre las muchas figuras relevantes del Partido Socialista a lo largo de 130 años, tres sobresalen por su aportación ideológica: Pablo Iglesias, Indalecio Prieto y Felipe González. Del fundador, poco conocido aunque ya con perfiles míticos queda la estrecha relación entre las dos organizaciones que funda, sindicato y partido, la evolución hacia la participación electoral y el estilo que imprimió en ambas organizaciones.

Prieto, antinacionalista desde el comienzo de su vida política en Bilbao y anticomunista siempre, lo que le ocasionará muchos problemas en los años turbulentos de la Guerra Civil, será el responsable de algunas importantes orientaciones estratégicas del socialismo español. Así su clara apuesta por la ruptura con la monarquía y la dictadura, el impulso decisivo para la coalición con los partidos republicanos y la entrada en el Gobierno o su postura durante el exilio tendente a crear las condiciones para la restauración democrática.

Pero Prieto, a diferencia de Iglesias, será casi siempre contestado dentro del Partido. En particular por Largo Caballero, que le impide presidir el Gobierno y más tarde por Juan Negrín, de quien disiente en la estrategia de resistencia que éste último impondrá en el gabinete, a la espera de la internacionalización del conflicto, lo cual ocurrirá demasiado tarde para la República.
Prieto, extraordinario orador, en un registro muy distinto del de Manuel Azaña, y eficiente Ministro será siempre una personalidad compleja dentro de una organización que cuenta con muchos dirigentes notables.

González es el modernizador del Partido, imponiendo el abandono del marxismo y la asunción del europeísmo, e impulsando la modernización de España, teniendo siempre presentes las razones que llevaron al fracaso de la República.

La historia del PSOE, cultivada hoy casi en exclusiva por la Fundación Pablo Iglesias, merece un mayor conocimiento por parte de los afiliados. Más de un siglo de historia de España, con luces y sombras, sobre el trasfondo de los grandes problemas de su época y que debería ser explicado de forma habitual. No todo en las organizaciones es vida interna, lucha orgánica. Los grandes temas históricos, las decisiones cruciales en el devenir de los pueblos, merecen más atención de la que hoy reciben en nuestra sociedad.

martes, 21 de junio de 2011

INDIGNADOS

Indignados, titular periodístico en un principio, ha acabado sustituyendo al movimiento 15-M, pues resume en una palabra un conjunto de situaciones. y una diversidad de grupos participantes. La agitación social que está provocando obliga a tomar posición a los grupos políticos. De momento solo de simpatía, pero los manifestantes demandan respuestas y no apoyo moral. A las reivindicaciones iniciales, relacionadas con el desempleo y con la vida política, han añadido el rechazo a las medidas previstas por la Unión Europea.


Entramos así en la política. Toca aceptar, rechazar, modular o negociar peticiones claras. La política comunitaria, tradicionalmente confusa y lejana, es cuestionada por sus efectos. Será necesario explicarla más, hacerla inteligible y sobre todo controlable.


La reforma de la ley electoral, en favor de listas abiertas, de distritos uninominales o de umbrales de representación más bajos, es una demanda concreta. No creo que surta efectos inmediatos, ya que existe consenso en el mundo político sobre la estabilidad del actual sistema, lo que en plena crisis aún reviste mayor relevancia. Pero es una llamada de atención sobre la desafección que provoca el actual modo de representación, que se considera coto cerrado.


También se cuestionan asuntos donde los cambios no son especialmente complicados. Así, la necesidad de despolitizar los órganos reguladores, comenzando por el Tribunal Constitucional e incluyendo todos aquellos donde la autoridad independiente y profesional ha sido paulatinamente sustituida por las cuotas de partido. Algo parecido puede decirse de la lucha contra la corrupción, siempre mejorable y que debería tender al total rechazo, sin matices, de las conductas y de las personas implicadas.


Los indignados están ejerciendo activamente como ciudadanos, cuestionando modos establecidos y lo hacen con métodos pacíficos y participativos. Son ya un interlocutor, no sólo para cortejar sino para incorporar a la toma de decisiones. La legiltimidad se la están ganando día a día en la calle y en los foros. No quieren ser solamente electores, reclaman ser actores.


Para lectores críticos, el último número de Revista de Libros publica una reseña del panfleto de Hessel, del que ya hemos hablado aquí.

lunes, 20 de junio de 2011

martes, 14 de junio de 2011

SOCIALDEMOCRACIA


Sucesivamente van cayendo los gobiernos socialdemócratas de Europa. Víctimas de una crisis que no pudieron prever, como casi nadie y sobre todo víctimas del discurso dominante, impulsado desde hace décadas por el pensamiento neoliberal en todo el mundo desarrollado.

Ahí comienzan las dudas. Ese rearme ideológico del conservadurismo europeo, generosamente financiado en múltiples fundaciones e institutos de estudios, no fue contrapesado por iniciativas similares desde la izquierda. Sólo la llamada Tercera Vía del laborismo inglés
llegó a una elaboración teórica, con propuestas hoy piadosamente olvidadas. En el resto de Europa la pobreza de ideas ha sido manifiesta, llevando a aplicar las mismas políticas económicas que los conservadores. De ahí que en épocas de crisis los electores prefieran el modelo original y que los votantes de la izquierda acusen el desencanto.

No es fácil producir una alternativa socialdemócrata. El modelo clásico, desarrollado en la posguerra, generaliza el Estado de Bienestar y un modelo de protección e intervención estatal en múltiples áreas de la economía. Queda superada la tradicional lucha de clases, de intereses encontrados, por un modelo de concertación laboral, de integración social que amortigua las tensiones sociales al precio de aceptar el modelo dominante de economía de mercado y sociedad abierta.

La crisis de principios de los 70 lleva a incorporar nuevos valores a la política: perspectiva de género, asuntos de identidad, ecologismo, etc, sin alterar las bases del modelo. La crisis actual es aprovechada por el pensamiento neoconservador para generalizar sus modelos sociales.La globalización ha hecho el resto, empujando la deslocalización, la precarización del trabajo y la entronización del consumo.

Es poco probable que la socialdemocracia desaparezca pero es evidente que deberá actualizar su mensaje. Porque los principios no varían pero las políticas deben hacerlo para dar respuesta a sociedades distintas. No es aceptable que casi la mitad de los jóvenes estén en paro o en condiciones de subempleo, que el esfuerzo invertido en carreras académicas sea baldío, que la emancipación se retrase y que la autonomía de las personas para su proyecto personal esté comprometida. Se oyen lamentos jeremíacos en boca de conocidos dirigentes políticos progresistas defendiendo que los cambios son necesarios, pero sin especificarlos.

Probablemente sólo adoptando medidas audaces será posible invertir la situación. Medidas que salvaguardando los elementos esenciales de las políticas progresistas poden las ramas muertas, sin valor añadido, para permitir el crecimiento de nuevos brotes acordes con las necesidades actuales. Pensiones suficientes, sanidad y educación de calidad y universales, forman el núcleo básico de la oferta socialdemócrata, junto con la protección y garantía de las libertades. Pero también deben considerarse las políticas de vivienda y de empleo, la calidad del entorno vital, la protección del medio natural.

Pero la política fiscal, las políticas de incentivos, las regulaciones administrativas, admiten cambios. También las propias Administraciones Públicas, de crecimiento tan rápido. Y sin duda las prioridades del gasto. Tal vez menos inversión en cemento y más en formación, investigación y otras rúbricas, sea un camino necesario.

domingo, 5 de junio de 2011