lunes, 18 de marzo de 2013

CATRO POLÍTICAS EDUCATIVAS

1.En España a política educativa foi sempre espazo de confrontación ideolóxica, pola intransixencia do pensamento conservador, hostil históricamente ó ideal de igualdade. No século XIX o labor da Institución Libre de Enseñanza, foi sistemáticamente atacado pola dereita, ainda que as suas propostas e realizacións foron o xermolo ideolóxico do pensamento educativo progresista durante un século. A política educativa da Segunda República,  principalmente no primeiro bienio , creou miles de escolas, impulsou as bibliotecas e reformou a formación do profesorado.
2.O franquismo tivo una especial obsesión co ensino. Iniciouse cunha enorme depuración dos corpos docentes. Durante duas décadas non se construiu ningún instituto en España. O ensino foi cedido á Igrexa Católica, mantendose una pequeña rede pública en instalacións abandoadas e con corpos de profesores mínimos.A partir de 1960 o desarrollismo solicita o apoio do Banco Mundial para salvar una economía en bancarrota e, entre outras consecuencias, se aborda a primeira lei moderna de educación en 1970, que implanta a coeducación e dispon a escolarización obrigatoria e integrada ata os 14 anos, algo que non se conseguirá ata 1976, medio século máis tarde que a meirande parte dos países europeos. Tamén se suprimen as reválidas existentes anteriormente. O analfabetismo manterá cotas importantes ata os anos 80. Esa Lei se desenvolve en Galicia a medio dun Plan especial de construccións que da lugar a moitos dos actuáis colexios no medio rural, impoñendo o sistema de centros graduados e integrados frente o anterior modelo de aulas dispersas nas parroquias. Consecuencia dese modelo serán o transporte masivo de estudantes e os comedores escolares.
3.Malia o seu avance comparativo a Lei de 1970 era insuficiente para dar resposta ás necesidades da sociedade. Os gobernos socialistas abordarán un cambio profundo da estrutura do sistema educativo, homologándolo a Europa, prolongando a escolarización ata os 16 anos, modernizando a Formación Profesional, revisando o curriculum de todolos graos, incrementando espectacularmente o número de profesores, diversificando a oferta e deseñando políticas de atención máis individualizadas. O ensino preescolar xeneralizouse así como os estudos postobrigatorios. Das consecuencias abonda suliñar un dato, neses anos o número de estudantes universitarios se multiplica por dez ata acadar as medias europeas. Construironse numerosas universidades, escolas técnicas e outros centros de formación superior.
Tamén é o momento da participación das familias, da apertura dos centros de ensino ó seu entorno, da multiplicación de iniciativas renovadoras. No ámbito do ensino privado implantase o sistema de concertos para regular as subvencións do Estado e as obrigas do receptor.
4.A contrarreforma. O Partido Popular actual está aproveitando a sua hexemonía electoral no Estado e nas Comunidades Autónomas, para voltar a un modelo fortemente desigual. O proxeto de lei en curso, a LOMCE, é claro: segregación ós 13 anos en itinerarios diferentes, potenciación do ensino privado, criterios mercantilistas, clasificación dos centros de ensino. Nos gobernos autonómicos reducense becas e axudas, implantanse copagos, son eliminados milleiros de profesores. O ensino para quen pague. O ideal ilustrado da educación como igualdade de oportunidades e fulcro para a movilidade social, abandoado. Mantense un discurso máis neutro, coa austeridade como excusa para todo, pero os feitos son indubitables e amosan un rápido deterioro do modelo de ensino. Retrocedemos ó modelo franquista clásico. Compre suliñar que os conservadores franceses ou de Alemaña ou de Estados Unidos, non seguen ese modelo.
Na universidade, devaluado o Grao, é necesario o Master, máis selectivo económicamente. As taxas se incrementan a un ritmo superior ó das becas.
Como hai un século importa a diferencia, reproducir a orixe social, segregar nas edades de ensino para separar socialmente na edade laboral: unha minoría con oportunidades, unha maioría condeada a ser forza de traballo intercambiable, desechable, con baixas retribucións, menores oportunidades e sostida puntualmente por servizos de benestar en progresivo abandono.

jueves, 14 de marzo de 2013

HABLEMOS DE ESPAÑA

La situación económica en Cataluña es peor que la de España en su conjunto, con una deuda más elevada y con desequilibrios que se han venido incrementando desde hace años. Los gobiernos catalanes, aquejados de inestabilidad y forzados a combinaciones parlamentarias contradictorias, han utilizado la Administración autonómica para satisfacer todo tipo de compromisos. El resultado es una estructura elefantiásica que ahora toca sostener y que resta recursos para los servicios básicos.

En la pasada legislatura, CiU hizo del agravio comparativo, sabiamente explotado en su día por Pujol, el eje de su discurso.Pero Mas no es Pujol.  Ante la indiferencia del Gobierno de España, suficientemente atareado con lo suyo, Mas disolvió la Cámara y convocó nuevas elecciones, para obtener un peor resultado y verse aún más dependiente de ERC. Ésta, no lo olvidemos, había sido anteriormente miembro del gobierno presidido por el PSC.

En ese juego de despropósitos, el único camino era la huida hacia adelante y en ello están. Sucesivas declaraciones altisonantes sobre la soberanía y el "derecho a decidir" para ocultar la grave situación socioeconómica, Madrid de nuevo como el enemigo exterior, etc. Sólo que ese discurso ha cogido al PSC en su peor momento electoral, llevándolo a sumarse a la estrategia nacionalista.

Hasta aquí los hechos resumidos. Del otro lado la situación no está mejor. Rajoy dispuesto a hacer pagar cara la posición catalana, convencido de que el tiempo corre en su contra. El PSOE atrapado entre la lealtad con el PSC o con su propia trayectoria, defendida en el caso del País Vasco al precio de muchas vidas humanas.

¿Hay salida? ¿Es inevitable un referéndum?¿Lleva a algun sitio que no sea peor todavía?

Digámoslo claramente: no existe España sin Cataluña, no es entendible y seguramente no es viable tal como la conocemos. Su liderazgo económico, innovador, social, ha sido constante desde hace siglos y así se ha reconocido en el resto de España desde épocas muy tempranas. Es una verdad asumida de forma general. Pero ha fallado históricamente la solución política a la demanda legítima de autogobierno. La democracia la encauzó inicialmente pero el desarrollo constitucional, con el modelo de quince autonomías de régimen igual, entre ellas Cataluña y dos de régimen foral, ha desvirtuado su autogobierno. Hoy Cataluña reclama sobre todo un pacto fiscal diferente, que le otorgue mayor capacidad de decisión sobre sus propios recursos y sobre su excedente económico, así como mayor capacidad para adoptar decisiones en muchas áreas.

Reproducir el régimen foral vasco no es posible, significaría la liquidación del sistema fiscal español. Aclaremos que la aportación real de la autonomía vasca a la Hacienda común, es mínima , siendo literalmente la que se pacta de común acuerdo, es decir, forzosamente simbólica.

Pero entre la situación actual y el imposible régimen foral, caben muchos grados y ahí es donde falla la política. Para Rajoy y el PP no hay duda de que habrá pacto, previa humillación del Gobierno catalán, doblegado por la crisis. El precio político es muy elevado. Para el PSOE, por boca de su Secretario General debe reformarse la Constitución. Palabras mayores que sirven de excusa para no avanzar nada, ni siquiera en el debate político, diferido a una Conferencia política sin fecha.

La política española se hace así sin hablar de España, del modelo territorial, fiscal, económico. Hoy hablar de España es hablar también de Cataluña. Caben soluciones singulares y deben pactarse, explicándolas claramente. Lo que es bueno para Cataluña debe ser bueno para el conjunto de España y hacia ese objetivo debemos movernos, obviando inútiles confrontaciones o debates esterilizantes. La pasión desbordada, difícil de asumir incluso en el fútbol, es contraproducente en la política. Rigor, seriedad, conocimiento de la historia y voluntad son las actitudes exigibles.

Cervantes dedica páginas encendidas de admiración a Barcelona (¡en el siglo XVII!), sus escritores, artistas y creadores ocupan nuestro imaginario colectivo. ¿No tenemos derecho a exigir hoy soluciones políticas  que estén a la altura del momento histórico?


sábado, 2 de marzo de 2013

PRIMARIAS

Hoy el PSdeG-PSOE ha aprobado por práctica y rara unanimidad, la convocatoria de elecciones primarias para elegir a su próximo dirigente. Dificultades reglamentarias han obligado a utilizar un eufemismo, pero el significado de la decisión es claro: superar el síndrome de fortaleza cerrada y dar voz a todos los afiliados. Es un proceso irreversible, que rompe la secuencia histórica y que se trasladará pronto a otros niveles, de los que ya se ha comenzado a discutir en la misma sesión: primarias para seleccionar cargos electos y a  dirigentes de otros niveles, limitación de mandatos, etc.

No es extraño que por una vez el socialismo gallego sea noticia nacional. Porque todas las organizaciones políticas en nuestro país padecen el mismo síndrome de democracia interna limitada y este primer paso puede ayudar a desbloquear y modificar profundamente las estructuras rígidas construidas durante la democracia. Y al tiempo para atender a la primera crítica que reciben de los ciudadanos: el distanciamiento.

Esos cambios no tienen efectos electorales. Los estudios conocidos consideran poco relevante el procedimiento seguido, la ley electoral y el carácter de los partidos. Pero si consideran relevante mejorar la calidad democrática mediante la apertura, transparencia y permeabilidad de las organizaciones, como mecanismos catalizadores de la aparición de nuevos liderazgos mediante la confrontación sistemática de ideas y propuestas.

Y de ahí deberá venir el cambio en las formas de gobierno, mediante la despolitización de instituciones y Administraciones, fomentando la mayor profesionalización posible y separando más claramente el ámbito político del ámbito de la gestión, mejorando la transparencia y rendición de cuentas, reforzando las Autoridades de control independientes y no vicarias de partido.