lunes, 30 de julio de 2012

LEY ELECTORAL

Núñez Feijoo produce su serpiente de verano: la reducción del número de diputados al Parlamento de Galicia. Otros Gobiernos autonómicos populares anuncian que seguirán la misma senda. El Gobierno central anima el debate proponiendo reducir un tercio de los concejales existentes.

La voluntad de los ciudadanos al elegir gobierno mediante sufragio secreto, está mediatizada por la circunscripción, disponiendo la Constitución que sea la provincia, y por la ley electoral que fija un número mínimo de diez diputados al Parlamento por provincia, dos al Congreso, así como un umbral mínimo de votos para entrar en el reparto de escaños según la llamada ley d´Hondt. En Galicia del 5%. En España, del 3%. Esas correcciones tienen efectos claros: en Galicia el Parlamento está reducido a tres grupos políticos. Las circunscripciones menos pobladas, Lugo y Ourense, están sobrerrepresentadas en detrimento de las más pobladas, Coruña y Pontevedra.

Mejorar la representación de acuerdo con los resultados electorales siempre es una buena práctica. Ahondar en la discriminación no lo es. Feijóo, tal vez temeroso de los resultados, anuncia no sólo la reducción del número absoluto de diputados de 75 a 61, sino también el mantenimiento del cupo mínimo de diez por provincia. Así, si en la actualidad 40 diputados representan al territorio y 35 a la población, con la reforma 40 seguirían siendo territoriales y sólo 21 obedecerían al criterio demográfico. Ni asomo de un consenso sobre las reglas del juego político.

Cambiar la circunscripción electoral exige cambiar la Constitución, algo relativamente fácil de ejecutar como conocimos el verano pasado. Otro camino, tortuoso legalmente, sería declarar Galicia como provincia única, eliminando al tiempo las Diputaciones Provinciales. Pero electoralmente tendría un efecto negativo, al distanciar todavía más a los elegidos de los electores, difuminando el perfil de los candidatos en favor de las siglas de Partido. En otros países las circunscripciones electorales son más pequeñas, unipersonales en el Reino Unido o mixtas en Alemania, facilitando la identificación entre diputados y ciudadanos.

En cuanto a la minoración del número de Concejales tiene efecto sobre la representación, perjudicando a las formaciones minoritarias. Se habla de ahorro de coste y conviene saber de lo que hablamos. Si la deuda actual de España es del orden de tres billones de euros, la del total de instituciones locales es de 37000 millones, y la correspondiente a los ocho mil municipios que no son capitales de provincias, siete mil millones, esto es el 0´2 %. ¿ Y la incidencia del número de concejales en el gasto público?. Pues exactamente de 33 euros/año por ciudadano, según los datos del Ministerio de Hacienda de 2011, incluyendo aquí los cargos electos, sus cargas sociales así como el personal eventual (asesores, personal administrativo de los grupos, etc) de todos los ayuntamientos de España y Diputaciones.

La demagogia de la derecha española está al desnudo. Menos representación política para que haya menos oportunidad de debatir sus políticas, menos igualdad de oportunidades en educación, menos equidad en sanidad y menos libertad a las mujeres. Un verdadero programa reformista hacia la involución social.

lunes, 23 de julio de 2012

CULTURA POPULAR

Un estudio muy interesante, en lenguaje periodístico, sobre la difuminación de las fronteras en la alta cultura y la cultura popular, bajo criterios de mercado. El libro analiza en detalle la implantación de la cultura del ocio a través del cine, la música e internet, explorando la forma en que la cultura norteamericana ha impuesto sus patrones de conducta, códigos y valores en casi todo el mundo.

El autor considera la cultura europea en declive, aunque todavía ocupe el segundo lugar mundial en intercambios y presta gran atención a los movimientos de China, India, Brasil y los países árabes. Mientras el mundo latino pasa a ser conformado desde Miami y África es todavía una incógnita.

La uniformidad de los productos, la convergencia de los formatos, la dilución de los aspectos más intelectuales en favor de los más asequibles, es documentada ampliamente. La taquilla, los índices de audiencia son los objetivos pero también los valores principales para los grandes inversores.

Sin embargo el libro reafirma una y otra vez, con datos, que esa aparente uniformidad sirve también para potenciar las culturas locales, la producción propia en un doble movimiento "glolocal". Se impulsa la producción y la creatividad dentro del modelo, pero las grandes líneas las determinan compañías multinacionales.


sábado, 21 de julio de 2012

INTERNET

Un texto profusamente distribuido informa de las muchas maravillas realizadas por el Gobierno de Hollande en los primeros 56 días de gobierno en Francia. Una carta contundente, presuntamente firmada por José Luis Sampedro, contra el Presidente Rajoy. Otro texto, con firma de un conocido tertuliano, ilustra con profusión de cifras del escándalo del gasto público improductivo en España. Son sólo tres ejemplos de los muchos documentos similares que todos los usuarios de la Red, recibimos habitualmente. Tienen algo en común, son falsos.

Ni Hollande adoptó las medidas que se dicen, probablemente porque está abordando problemas de mayor envergadura y desarrollo, ni Sampedro insultó zafiamente ni el tertuliano afina en las cifras. Pero son textos rebotados indefinidamente y que se retroalimentan en innumerables comentarios.

¿Cómo distinguir esas falsedades?. No hay un procedimiento seguro, pero si algunas reglas básicas:
1- Desconfiar de los textos apocalípticos. La realidad, siendo dura, es también compleja. Los textos apocalípticos, que necesitan redondear sus argumentos, son fácilmente distinguibles.
2- Los textos con muchos datos y sin fuentes conocidas, que permitan un cotejo elemental, no son fiables.
3- La coherencia de las cifras. Aunque algunos textos afirmen que hay dos millones de empleados públicos colocados discrecionalmente, o 400000 políticos en España o 23 aeropuertos sin pasajeros, el sentido común permite una fácil comprobación. Un mínimo manejo de estadísticas en la red, también.
4- El origen de los documentos. Firmar es acreditar.

lunes, 16 de julio de 2012

DE LA LEALTAD

Lealtad o fidelidad a la palabra dada. Un valor escaso como comprobamos con frecuencia. Quienes ayer los aplaudían en exceso, hoy vituperan a los líderes caídos. Un rasgo de la condición humana muy evidente en quienes viven sometidos a exposición pública. La lealtad, como fidelidad a un compromiso libremente aceptado, es hoy moneda de trueque.

Quienes fueron aclamados, adulados y cubiertos de honores, saben que ese es su destino. Así, la costumbre romana de situar a un esclavo junto a los dux que hacían el paseo triunfal, repitiéndoles que solo eran un hombre, debería ser adaptada a los tiempos actuales. Porque si es prudente evitar la vanidad de quienes ocupan magistraturas públicas, no lo es menos poner de manifiesto las convicciones morales de quienes aspiran a ocuparlas.

La coherencia y consecuencia entre palabras y actos, entre pronunciamentos y acciones públicas o privadas, forma parte del mínimo exigible. Pero además la fidelidad a los compromisos y el respeto a los acuerdos. Si el programa electoral es papel sin valor en cuanto se ocupa el gobierno, si el respeto a quienes hoy dirigen se traduce en escarnio y revisión mañana, ¿podemos aguardar el respeto ciudadano a quienes no saben hacerse respetar?

La rara lealtad que decía Horacio. En un conocido libro de Fernando Savater, "Invitación a la ética", se dice que las dos virtudes básicas en la ética son el valor y la generosidad. El valor realiza el esfuerzo necesario, ejerce la libertad, mientras la generosidad reconoce a los otros en lugar de instrumentalizarlos.Valor para defender las propias ideas, incluso en minoría; generosidad para con los demás. Non son ciertamente conceptos presentes en la vida política, desacreditada por sus propios excesos retóricos.

Dice Montaigne (Libro III, C I), "Nadie está libre de decir simplezas.La desgracia es decirlas seriamente." Las ideas políticas necesitan afianzarse en valores morales, para no aparecer como reglas contingentes. Cuando no los hay y se sustituyen por el oportunismo, aquellas quedan reducidas a consignas carentes de interés y de consecuencias morales.

LA OPOSICIÓN DE RUBALCABA

Diferentes personas me trasladan su inquietud ante el estilo de oposición adoptado por Rubalcaba durante la última comparecencia de Rajoy para dar cuenta de los recortes de derechos, prestaciones y ajustes fiscales. Según dicen estas fuentes, falta mordiente ante medidas tan duras y eso se agravaría ante la oposición contundente de IU y otros grupos minoritarios.

Quizás el futuro del PSOE sea otro diferente del que hoy imaginamos. Pero sin embargo creo que, en este momento preciso, Rubalcaba ha estado donde debía. Porque hay que considerar dos hechos fundamentales para explicar su posición. En primer lugar, las últimas encuestas conocidas indican que los ciudadanos responsabilizan en mayor medida al PSOE que al PP, de la situación actual. En segundo lugar, en el caso de estar gobernando ¿qué medidas debería adoptar un gobierno socialista ante la presión de Bruselas y demás?. No olvidemos que la solución de los problemas de España no depende ya del gobierno. Podemos llamarlo como queramos: intervención, dependencia, rescate, cesión de soberanía, etc. Lo cierto es que la solución de la crisis pasa por la aportación de grandes recursos del exterior que exigirán contrapartidas, probablemente más duras cuanto más dure la crisis.

En esas circunstancias Rubalcaba sabe que las medidas posibles, dentro de un abanico limitado, las elige el Gobierno y que pagará las consecuencias de su elección. De ahí la oposición firme a las principales medidas y sobre todo al modelo. Pero también sabe Rubalcaba que los ciudadanos nos responsabilizan en cierto grado de la situación actual, y que sería difícil de explicar una oposición numantina. Está fresco el suicidio político del PASOK en Grecia. Sólo cuando los ciudadanos comiencen a responsabilizar claramente al PP de las medidas adoptadas y de sus consecuencias, será comprensible una alternativa de gobierno. Alguien podrá objetar que Hollande defiende otro modelo y es cierto, a condición de no olvidar la extrema diferencia de la economía francesa respecto de la española.

Y todo esto en un contexto donde el PSOE está empeñado en luchar contra su propia sombra. La ola de congresos territoriales ha evidenciado una fractura sin precedentes en cada ciudad, provincia, comunidad o incluso en España. Mientras queramos perder las elecciones, fomentando disensos internos en lugar de consensos necesarios (1), carece de sentido una oposición suicida. Por otra parte tanto Rubalcaba como la dirección federal han producido suficientes tomas de posición y documentos como para que nadie de buena fe pueda sentirse confundido sobre la oposición socialista.

El día que Zapatero eligió un cambio de rumbo radical, sin explicaciones previas, en lugar de convocar elecciones, situó al PSOE en una vía de la que no es posible escapar sin mayor coste: la vía de aceptar las decisiones de Bruselas y del resto de la troika. Renegar ahora de esa posición, sin una alternativa creíble, sólo nos llevaría a un mayor desprestigio. Recuperarlo implica un ejercicio de humildad y de reconocimiento de los errores pasados, de debate público, de asunción de compromisos parciales y de elaboración de una alternativa. Nada que se pueda hacer en poco tiempo y menos bajo el ruido de cuchillos amigos.

(1) consensos necesarios: no es sólo el reparto de puestos de dirección, sino el acuerdo sobre modelos organizativos, de acción política y de comunicación electoral.

jueves, 5 de julio de 2012

CONFIANZA

Un reciente estudio de una empresa especializada en estudios de opinión,  METROSCOPIA, mide la confianza de los españoles en diferentes instituciones y grupos sociales. Los datos son sorprendentes. Entre las instituciones o colectivos con mayor grado de aprobación y menor de rechazo, cuatro de cada cinco personas declaran: médicos, científicos y profesores de la enseñanza pública, así como PYMEs y policía.Es notable que el prestigio de los médicos sea muy superior al de la sanidad pública 

En una posición intermedia con grados de confianza entre la mitad y el 80%, figuran Cáritas y otras ONG, Universidades,la radio,  funcionarios, fuerzas armadas, la Corona y la prensa. Por debajo de ese umbral están la justicia (abogados, jueces y tribunales),la televisión, la Iglesia católica, las grandes empresas, sindicatos, bancos y todas las instituciones políticas. Las instituciones con menor grado de confianza y máximo de desconfianza son el Parlamento, los bancos y los partidos políticos.

Los ciudadanos parecen valorar mejor a quienes conocen directamente (médicos, profesores, policías, pequeños empresarios) o cuyo trabajo es considerado respetable aunque sea poco conocido (científicos). Y parecen desconfiar de todas las instituciones, privadas (iglesia, sindicatos, grandes empresas) o públicas (justicia, gobierno, ayuntamientos, partidos).

El informe señala que los sectores más valorados están soportando los mayores recortes sociales y que entre los menos valorados están los más beneficiados por las ayudas públicas, como son los bancos. Pero más allá de esa nota de coyuntura parece que la opinión pública valora a las personas reales y no a las instituciones abstractas. Al revés de lo que presentan los medios de comunicación, aunque cabe reseñar que sólo el 54% aprueba el trabajo de los periódicos, mientras lo desaprueba el 41%.

Podría pensarse en la proximidad como criterio de valoración, pero no explicaría que instituciones próximas como ayuntamientos o sindicatos sean claramente desaprobadas mientras poca gente conoce a científicos que sin embargo lideran la confianza.