martes, 21 de diciembre de 2010

ALGO VA MAL


Es el título de la obra póstuma de Tony Judt, el gran historiador del siglo XX, que aquí realiza una defensa encendida aunque crítica, de la socialdemocracia moderna, la única izquierda real tras la desaparición del comunismo.


Judt repasa la aportación decisiva de la izquierda, durante la primera mitad del siglo pasado, a la construcción de los modernos Estados europeos,basados en la protección social, la capacidad reguladora de la economía y los servicios, así como en la reducción de las desigualdades. El conocimiento profundo de Judt sobre las sociedades americanas y europeas, ha sido profesor a ambos lados del Atlántico, le lleva a hacer una crítica dura de las posiciones ultraliberales pero también de quienes considera enterradores de la socialdemocracia: Blair, Brown, Clinton.


La idea central del libro es el giro que adopta la izquierda a partir de 1960, con la irrupción de nuevas generaciones nacidas en las sociedades de bienestar ya consolidadas y huérfanas de los referentes históricos, guerras mundiales incluidas, que tanto habían pesado en el anterior impulso político. La aparición de nuevos valores, individualismo, auge de lo privado, junto a la asunción de objetivos especializados en detrimento de discursos globales, habría influido en la deriva de los partidos socialdemócratas hacia la aceptación irrestricta de algunas posiciones de origen conservador, como la censura al Estado regulador o la aceptación de los mercados globales.


A partir de 1980, con Reagan y Thatcher, el neoconservadurismo ha impulsado la desregulación, la privatización de los servicios públicos y la reducción del Estado, como ejes, se decía, para la creación de riqueza. La izquierda ha aceptado ese discurso y se ha entregado a las mismas prácticas. La progresiva dificultad de explicar esas políticas a las generaciones actuales, explicaría la desafección creciente y generalizada del electorado europeo.


La llegada de la crisis, producto de esas prácticas, ha demostrado que el Estado sigue siendo la instancia necesaria para salvar al capitalismo de sus propios errores, al precio de transferir al sector público las pérdidas del sector privado.


Judt insiste en la política como una conversación pública imbuida de ética. Defiende la necesidad de discursos globales que orienten a los ciudadanos sobre los dilemas morales presentes en las decisiones políticas. También defiende mayor participación de la sociedad y menor burocratización de la vida pública. Considerando que la lucha contra las desigualdades sigue siendo la mayor diferencia entre izquierda y derecha, aboga por la socialdemocracia como la mejor opción posible para la mayor parte de las personas.


Los argumentos incluyen referencias a muchas políticas de las últimas décadas sí como pocos pero escogidos datos demostrativos. Judt reflexiona a contracorriente, es obvio, pero con propuestas frescas y estimulantes, sorprendentes en quien las dictó cuando era consciente de su próximo final.


Otras obras suyas, de carácter académico pero con un pensamiento innovador, son: “Olvidado siglo XX” y “Sobre la posguerra”, todas en Taurus.

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