martes, 3 de agosto de 2010

EL BLOQUE ES CONSECUENTE


En el diario,
,xornal de galicia
un antiguo Conselleiro del BNG, realiza un conjunto de afirmaciones ácidas, no sé si críticas, sobre los dirigentes del Partido Socialista que lo acompañaron, y le permitieron con su apoyo, ejercer como miembro de un
gobierno de Galicia.

Sus afirmaciones han motivado algunas reacciones críticas, pero creo que debemos valorarlas literalmente pues aportan una reflexión inteligente sobre el gabinete Touriño, lo que no excluye otros calificativos.

El Bloque descubrió hace mucho tiempo que puede elevar el precio de su apoyo hasta niveles difíciles de soportar por el PSdeG-PSOE. La Xunta presidida por Touriño fue un verdadero master en ese aprendizaje. Lo cual no es novedad pues en cualquier alianza sin alternativa posible, el socio menor sabe del valor de su apoyo. Cuando hay alternativa ese valor debe ser comparado con el que ofrecen otras combinaciones de gobierno. Es un problema básico de coste-beneficio. En la situación descrita frente a un coste elevado, el beneficio es mucho mayor y de rechazar el coste, la pérdida puede llegar a ser total.

Por eso F. Blanco, más directo y menos ambiguo que otros de sus pares, lo dice con claridad.Afirma que Touriño era insufrible, porque soportaba la presión hasta el último minuto posible, para luego ceder en aras de la gobernabilidad. De no ser así, el BNG aún elevaría más el listón de sus exigencias. Recordemos: Estatuto de Autonomía, (in)dependencia, transporte 061, SEAGA, eólicas, decreto de vivienda, asuntos de cultura, y un largo etcétera que muchas veces no llegó a conocimiento público. Por no hablar de las presiones ante votaciones parlamentarias, de nuevo resueltas casi siempre en el último minuto. Y por encima, zaheridos de continuo en las declaraciones del BNG.

Tal vez, con la larga experiencia de cohabitación en los municipios y ahora en la Xunta, deberíamos de comenzar a reflexionar sobre la forma de reducir el coste de la alianza con el nacionalismo. Una posible fórmula sería mantener como objetivo la consecución de la lista mayoritaria, donde la alianza es inevitable para el BNG pero no necesaria para el PSdeG. Para lograr ese objetivo es necesario abordar la relación con el nacionalismo desde una postura más crítica y al tiempo hacer valer pública y electoralmente el valor de la lista más votada. En España no es admisible que gobierne la lista menos votada, por mucha aritmética parlamentaria que se utilice. Quizás haya llegado el momento de revisar el objetivo de gobierno en autonómicas y municipales.


8 comentarios:

  1. La democracia siempre estara alterada mientras un partido nacionalista, al que le importa un pimiento nuestro pais, pueda formar parte del gobierno de España, o de una Comunidad Autonoma.
    Quizas haya que reformar la ley electoral. La pelota la tienen tanto ustedes como el PP. Por favor, ponganse las pilas por el bien de todos.
    Reciba un cordial saludo.

    PD: disculpe que no acentue, pero me falla el teclado.

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  2. Si el PSOE se hubiese dedicado más a profundizar en las políticas de sus consellerías y evitar dedicarse a mirar lo que hacía el BNG y poner palos en las ruedas a sus iniciativas todavía estarían gobernando hoy. Por otra parte, creo que son conscientes que, aritméticamente, el BNG puede gobernar con el PP, o es que alguien lo olvida intencionadamente? No cree nadie que con el sistema d´Hont la ley electoral ya beneficia sobradamente al PP en cuanto a representación de su porcentaje de voto?
    Son entendibles las reacciones viscerales contra Fernando Blanco porque, pese al discutible calificativo de "insufrible", expresa datos contrastables más que opiniones, fundamentalmente en el caso del concurso eólico. Qué no se habría dicho si fuese el BNG el que obligase a abandonar la mesa de contratación de la autovía del Barbanza, por ejemplo? A qué se dedicó el PSOE más que a torpedear a su socio en numerosísimos casos como las Normas del Hábitat? SEAGA? Pero si Suárez Canal era unánimemente reconocido el mejor conselleiro!

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  3. Pois eu non estou de acordo con que goberne sempre a lista máis votada. Dúas forzas minoritarias (pero con maioría política e social) poden gobernar dun xeito máis democrático ao representaren a un número maior de cidadáns.

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  4. 100% de acordo con Luis.

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  5. J. J. Sánchez Arévalo5 de agosto de 2010, 12:48

    Bajo mi punto de vista, el planteamiento es ¿incorrecto?. Cito textualmente:

    Una posible fórmula sería mantener como objetivo la consecución de la lista mayoritaria, donde la alianza es inevitable para el BNG pero no necesaria para el PSdeG. Para lograr ese objetivo es necesario abordar la relación con el nacionalismo desde una postura más crítica y al tiempo hacer valer pública y electoralmente el valor de la lista más votada. En España no es admisible que gobierne la lista menos votada, por mucha aritmética parlamentaria que se utilice. Quizás haya llegado el momento de revisar el objetivo de gobierno en autonómicas y municipales.

    Un problema como el que describes exige una solución institucional, creo yo, no una solución ocasional. En un régimen parlamentario es incongruente sostener que debe gobernar la lista más votada. No es verdad. Cuando se habla así se está haciendo un discurso presidencialista dentro de un régimen que no lo es, se está apelando a una separación entre Ejecutivo y Legislativo inexistente. Los ciudadanos no votan para elegir gobierno alguno sino para otorgar cuotas de poder en la cámara legislativa, que es la que, a su vez, elige al gobierno. Que, huelga decirlo, no tiene porque ser el del partido o los partidos que hayan recibido más votos por parte de los ciudadanos. ¿Por qué no es admisible que gobierne la lista menos votada? ¡¡¡Claro que es admisibe!!! Es perfectamente admisible en un régimen parlamentario de listas de partido, en el cual la corrupción se encuentra ya en las propias instituciones que hacen imposible que el Legislativo actúe como contrapeso del Ejecutivo. Una vez que el Legislativo designa al Ejecutivo, éste fagocita a aquel. Se está interpretando desde la llamada "aritmética parlamentaria" un problema que tiene que ver con una cuestión diferente, que es la organización institucional de los tres poderes del Estado. Si el Ejecutivo no se separa del Legislativo es una contradicción pretender paliar esa tara obligando a un régimen parlamentario a funcionar como un régimen presidencialista. Todo está inventado. Separar el Poder Ejecutivo del Legislativo y dar a los ciudadanos el poder de elegir ambos. Así ya no hay necesidad de pactos electorales de ningún tipo. Pero el Partido Socialista no está dispuesto a propugnar esa reforma institucional, entre otras cosas porque en Galicia sería muy difícil que un candidato presidencial del Partido Socialista venciera a uno del Partido Popular. La única forma que tiene el Partido Socialista de acceder al Poder Ejecutivo es a través de pactos en el Poder Legislativo, garantizados por diputados que, en razón de la disciplina de voto, funcionan como autómatas. El BNG puede actuar como lo hace porque dispone para ello de un instrumento antidemocrático e intrínsecamente generador de corrupción: la inseparación entre Ejecutivo y Legislativo en combinación con un sistema electoral proporcional de listas de partido.

    J.J. Sánchez Arévalo

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  6. Lo más triste de la situación que comentas, y tu propia reflexión es el ejemplo más revelador de la situación, es la completa renuncia del partido a convertirse en una alternativa real al PP. La necesaria reflexión política y de elaboración de un nuevo discurso que debería haberse realizado tras la pérdida del gobierno, ha sido sustituida por el conformismo de la creencia que pactando con el BNG al menos podremos gobernar en algunas esferas de poder, renunciando así a la construcción de una nueva oferta electoral. El gobierno de la fuerza mayoritaria no puede ser la solución a no ser que se tenga la fortaleza de no ceder al chantaje, cueste lo que cueste, pero si no se ha sido capaz desde el gobierno, como va a resolverse desde la minoría parlamentaria. El único camino es hacer renacer el proyecto para poder ilusionar a los propios y a la cantidad suficiente de ajenos que proporcionen la autoridad moral para ejercer el proyecto socialista, con o sin mayoría parlamentaria, con o sin socios, pero con el liderazgo otorgado por la ciudadanía.

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  7. Totalmente de acuerdo con Luis. Los Conselleiros del BNG fueron con diferencia los mejores y los que desarrollaron las politicas más ambiciosas e innovadoras.

    Manuel Rodríguez

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  8. Toda la problemática de las coaliciones se podría conectar con el famoso dilema del prisionero, donde lo más fácil es que, por mutua desconfianza, los dos contendientes pierdan y en vez de sumar, resten.

    No deja de ser un ejercicio intelectual fácil echarle la culpa a unos u otros, pues dependiendo donde se sitúe cada uno se tenderá a focalizar lo negativo a un lado u otro del dueto coligado.

    Pero hay algo que se llama principio de realidad y, en Galicia, este principio físico se cumple al cien por cien. Veamos, el bipartito peco de ingenuidad en dos cosas. La primera, no ser consciente de la excepcionalidad de su llegada al poder. El “poder real” del PP seguía siendo el mismo de antaño, de cuando Fraga, y la resultante aritmética de los escaños implicaba que sólo una coalición donde cada uno de los patners cediese en gran medida su ideario en pos de un nuevo concepto simbólico del poder, ejercitándolo como una necesaria catarsis social que implicase que los ciudadanos percibiesen una nueva forma del quehacer político, alejada de las pautas tradicionales. Era, pues, necesaria hacer una proclama pública de un programa tasado y realista, pautado en los tiempos y evaluable y comprensible en sus objetivos por la ciudadanía y, en función de esto, hacer un reparto de las Consellerías lo más acorde con los objetivos prefijados.

    Para ello, había que alejarse lo más posible de una percepción de un reparto de cuotas y del pastel en función del poder negociador de cada cual y prefijar un fundamental objetivo político: penetrar políticamente en ese gran segmento social conservador y, de alguna forma, neutralizarlo-y a la vez, desbloquearlo, acentuando sus contradicciones internas-y por, otra, no dejar insatisfechos los apoyos electorales de la izquierda socialista y nacionalista, con un programa común regenerador en que ambos segmentos electorales-tan distintos en cuanto a cultura política- se viesen reflejados y que fuera susceptible de poder aglutinarlos durante toda la legislatura.

    La segunda premisa se basaba en prever toda una serie de daños colaterales que, en sí misma, toda coalición suele ocasionar. La sensación de dos gobiernos en vez de uno, era el primer peligro. Un uso de la labor gubernamental de la Xunta por cortijos separados, donde cada cual ejerciese su derecho de pernada, muchas veces a espaldas del otro, se convertía en una derivación lógica de lo anteriormente dicho. Por eso, era necesario que, antes de la herida se pusiesen todas las vendas necesarias. Una comisión de garantías (de forma paritaria por los dos partidos), constituida al amparo del acuerdo programático inicial, con la autoridad suficiente para corregir los conflictos rápidamente, se convertía en instrumento imprescindible que debería poder actuar desde los inicios del ejercicio de gobierno.

    Por otra parte, el elegir en Consellerías conexas a responsables de distinto partido, debería haber sido el acicate para un proyecto de comunicación social y política compartida destinado a la persuasión de los públicos afectados por tal o cual medida gubernativa.

    Y además, había donde aprender. La experiencia de La Concertación Chilena, donde la Democracia Cristiana y el Partido Socialista de Chile estuvieron coaligados en una oferta común durante muchos años, y que se formó como genuina y real salida democrática-auténticamente regeneradora-al pinochetismo se podría haber analizado detenidamente, pues en la Galicia del 2005 la oportunidad que se ofrecía a la sociedad gallega era, también, una oportunidad de desfraguizar de una vez por todas los aires, los airiños, os mares, os montes y as lareiras da nosa terra.
    (doctor sorge)

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