domingo, 14 de febrero de 2010

CAJAS

Cuando a finales de noviembre pasado, el Presidente Núñez Feijoo utilizaba una táctica parlamentaria para modificar,por vía de urgencia, la normativa vigente en materia de Cajas de Ahorro, iniciaba, como en el caso de la lengua gallega, un conflicto político que ha derivado en un conflicto jurídico de final incierto. El proceso abierto en diferentes Comunidades: Cataluña, Andalucía, Valencia, Extremadura, País Vasco o Castilla y León, ha sido diferente en todos los casos. Incitados por el Banco de España que urge entidades financieras de mayor tamaño, aunque también supraregionales, los Presidentes autonómicos han impulsado procesos de diálogo que faciliten la fusión de entidades, con desigual fortuna. En ningún caso, salvo en Madrid y en un contexto de Caja única, se ha utilizado la presión legislativa para imponer Consejos de Administración dóciles con el poder.

Pero en Galicia se ha modificado la normativa para forzar una fusión que es rechazada de plano por Caixanova y sobre la que Caixagalicia guarda un prudente silencio. El presidente Núñez Feijoo, que cada día muestra una deriva menos dialogante, zanjó los escasos encuentros que mantuvo con esas entidades para urgir una maniobra parlamentaria carente de lo más esencial: rigor. El procedimiento elegido, supone obviar todos los informes técnicos, que a modo de control de calidad, rigen el proceso de elaboración de las normas: audiencia a los interesados, informes de asesoría jurídica y en este caso del Consello Económico Social, o del Consello Consultivo, éste potestativo. Incluso se ha obviado el asesoramiento jurídico del Parlamento, para imponer un texto escasamente meditado.

No es muy sorprendente que el Consejo de Estado haya apreciado indicios de inconstitucionalidad, por invasión de competencias, en dos artículos y una disposición transitoria de la norma aprobada. El dictamen puede leerse en la web del Consejo. Los informes y dictámenes de la Xunta no figuran en lugar alguno. Cabe recordar que varias leyes similares han sido recurridas en el pasado, sin que ello haya supuesto más que una incidencia ordinaria en el Estado complejo en el que vivimos.

Pero Núñez Feijoo buscaba un objetivo diferente: envolverse en la bandera del agravio, del ataque a las esencias patrias, para aislar así al Psoe y disfrutar de un margen de maniobra mayor. La rara coincidencia de los principales medios de comunicación y agentes sociales, ha acentuado más la posición singular del socialismo gallego. Llama la atención que un procedimiento expeditivo haya concitado tantas adhesiones. ¿Acaso será el modelo de actuación para otros problemas enquistados, ya sean de concentración empresarial o institucional? Los atajos jurídicos para obviar problemas políticos, suelen conducir al fracaso. Ahora será necesario un acuerdo extrajudicial que corrija los excesos del texto y repita la tramitación parlamentaria.

Y cuando ese acuerdo exista, con el concurso de quienes fueron censurados, todavía restará abordar la solución de gestión para la nueva entidad. El sentimiento de agresión que existe al menos en un segmento numeroso de la población de Vigo, no puede despreciarse. Serán necesarias soluciones, que el Presidente de la Xunta ya ha comenzado a sugerir públicamente, para que esa Caja única y mayor que las actuales, no sea solamente la suma de dos problemas y que pueda contar con la capacidad e iniciativa estratégica que la situación económica demanda.

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