De Podemos, hablamos aquí y aquí. El tiempo nos ha dado la razón y hoy aparece como una fuerza más semejante a IU que a Syriza en cuanto a posibilidades electorales. Su discurso vacío y su errática política han vaciado el globo de ilusión que amparó su nacimiento. Un fenómeno similar está aconteciendo ahora con Ciudadanos. Durante años fueron un partido marginal y marginado en Cataluña. En el último año han recibido una progresiva atención mediática, sobre todo a sus gestos. En cuanto han comenzado a hablar seriamente de los problemas del país, las contradicciones han aparecido. Políticas económicas similares a las populares, políticas sociales indefinidas, políticas territoriales inexistentes.
Un interesante estudio de los datos del CIS, pone de manifiesto el perfil de los electores de cada partido y explica los trasvases de voto. El PSOE continua siendo, igual que hace décadas, el referente de los trabajadores de menos ingresos, de los pensionistas, de las clases media y media-baja. Ciudadanos por el contrario tiene un perfil de electores de mayor nivel de cualificación y salarial, incluso en perfiles directivos que valoran un liberalismo moderno. Sus resultados, magníficos, en las recientes elecciones autonómicas, probablemente tienen un carácter excepcional dada la polarización allí creada.
Aunque dos meses es poco tiempo, dependerá de la capacidad del PSOE para trasladar a la sociedad un corpus de propuestas sólidas y viables así como un discurso acorde con la igualdad, la regeneración y el impulso democrático, que Ciudadanos crezca exclusivamente en el campo popular. El borrador de programa electoral que se acaba de presentar, es el primer paso firme de la izquierda hacia el Gobierno.
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