miércoles, 18 de septiembre de 2013

EDUCACIÓN, CAMPO HISTÓRICO DE BATALLA

El Ministro Wert, cruzado de la causa neoliberal, acaba de hacer públicas las estadísticas de su departamento, reconociendo sin eufemismos la drástica disminución de las ayudas al estudio.Las cifras también indican que el gasto educativo, en fracción del PIB, ha bajado medio punto en un año, alrededor de cinco mil millones de euros, retrocediendo a los niveles del gobierno Aznar y situandose en el 4´5%. Para situarnos, según las cifras del Banco Mundial, superan el 5%, Estados Unidos, Canadá, Polonia, Francia o Reino Unido y superan el 6% Países Bajos, Bélgica, Finlandia, Noruega o Suecia. Junto con el retroceso del gasto en I+D, se confirma que la política española se aleja de las tendencias del mundo avanzado.

En cuanto a las cifras relativas, con el paro afectando a la cuarta parte de las personas activas, se restringen becas y ayudas, se implantan tasas por los servicios educativos y en el acceso a la universidad. Toda una definición ideológica del gobierno actual.

Desde los albores de la España moderna, los conservadores han fracasado en la política educativa, hasta tal punto que es uno de los rasgos diferenciadores con los conservadores europeos. Desde las Cortes de Cádiz, liberales, moderados, progresistas, republicanos y socialistas, se han turnado en la política educativa impulsando la igualdad en la enseñanza, la escolarización universal y gratuita, la pedagogía moderna, la participación. Siempre que los conservadores han gobernado, se han verificado retrocesos. Las derechas españolas nunca han confiado en la educación como mecanismo de movilidad social y de aprovechamiento colectivo de las capacidades individuales.

De ahí los profundos desencuentros tanto en la Segunda República como en el debate de la actual Constitución. Y de ahí también los incesantes cambios durante treinta años en las normas básicas del sistema educativo. A pesar de las concesiones históricas de la izquierda: enseñanza concertada, acuerdos con la Santa Sede, profesorado de religión, etc.

En España se inicia con el Plan de Estabilización de 1959, un proceso de creación y consolidación de las clases medias. Esos sectores desarrollaron un fuerte sentimiento meritocrático, fiando a la educación de sus hijos las oportunidades de movilidad social. Tendencia que se desarrolló ampliamente durante los gobiernos de Felipe González, que registraron una auténtica explosión universitaria, en estudiantes, facultades y recursos, que aún perdura. De forma definitiva, se alcanzaron los estándares de la Europa desarrollada. Paralelamente se rompía la visión dual de los conservadores, que limitaba el horizonte de las familias de menos recursos a las tareas de menor cualificación. Por primera vez en la historia, el estudio no era función del origen social.

Hoy, la visión anticuada del Partido Popular en política educativa, dificulta el futuro. Hemos asistido a debates tan estériles como la asignatura de Educación para la Convivencia, verdadera cortina de humo para evitar los debates de fondo: resultados, autonomía de los centros de enseñanza, recursos económicos y humanos, programas de compensación, participación, igualdad de oportunidades,movilidad social e igualación de oportunidades.

El auténtico debate político, se da en los presupuestos. Cuando se opta por recortar en aquello que nos iguala y sobre lo que se construye el futuro, las consecuencias permanecerán mucho tiempo. Recortar en universidades, enseñanzas obligatorias, formación profesional, investigación, tiene consecuencias que duran generaciones, como advierten todos los expertos. Y no habrá una economía diferente a la del ladrillo, sin una base formativa mucho mejor de la que tenemos. Aquí coinciden todos los economistas.

Alguien podría pensar que los conservadores han privilegiado la libertad frente a la igualdad en su discurso político. Pero, en España, ¡ay!, las libertades democráticas y los derechos civiles también han sido defendidos, impulsados y desarrollados por la izquierda.

Rajoy, Feijoo, Fabra, Aguirre, deberían aprender de otros modelos. Si su desconocimiento del inglés les impide enterarse de lo que ocurre fuera, podrían estudiar las políticas del PNV, tan conservador como europeista, para descubrir que es posible cambiar el modelo productivo, impulsando el conocimiento y la innovación. Sus indicadores, son un ejemplo de éxito y el fruto de políticas de largo plazo. Con las de Wert y sus colegas de gabinete, con el cortoplacismo como norte, solo es posible un debate crispado sobre símbolos, unidades y rupturas.






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