Las semblanzas de muchos personajes son quizás lo mejor de la obra, ricas en detalles, salpimentadas quizás en exceso con datos personales y en general demoledoras. Morán es conocido por su estilo ácido y aquí da muestras sobradas. Unos pocos son tratados con respeto, especialmente aquellos que mantuvieron posiciones comprometidas o coherentes como Max Aub, Manuel Sacristán, Martín Santos, Dionisio Ridruejo, pero la mayoría son censurados acremente, poniendo de manifiesto los cambios acomodaticios u oportunistas de sus biografías: Laín Entralgo, Jesús Polanco, Aranguren, Julían Marías, Cela, Carlos Barral, etc. También se narran episodios casi olvidados como el llamado contubernio de Munich, primera reunión de la oposición democrática en el exilio con gentes del interior ¡ 23 años despues del final de la guerra civil!, la conmemoración de los XXV años de franquismo, episodios múltiples de Fraga Iribarne, la sorprendente eclosión de revistas de pensamiento durante la Transición o la intrahistoria ideológica del diario "El País".
El libro, basado en documentación ingente, adolece de descalificaciones poco matizadas, en especial sobre las obras literarias, como si la personalidad del autor zaherido manchase su obra. Así ocurre, entre otros muchos, con Juan Benet, Umbral o García Hortelano, entre otros.
Como se sabe el libro viene precedido de un escándalo por la negativa de la editorial Planeta a publicarlo sin cambios, en especial los referidos a personajes de la Real Academia de la Lengua y a quien fue su presidente, García de la Concha. En el contexto del libro, una minucia.
La miseria cultural del franquismo, el milagro de los conversos en la Transición y la continuidad sin problemas de gran parte de los mismos personajes conforman el tejido narrativo durante 800 páginas.
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