sábado, 3 de septiembre de 2011

AGENDA POPULAR

El anuncio de recortes presupuestarios en Castilla-La Mancha, realizado por la Presidenta Cospedal e inmediatamente respaldado por Mariano Rajoy, indica su importancia estratégica.
Significa, por primera vez, que la agenda política del PP se hace pública . Es cierto que antes en Galicia, en Madrid, en Valencia, los diferentes gobiernos populares han venido aplicando muchas de esas medidas. Pero no en vano la presidenta castellana es también una importante dirigente popular. Su anuncio, enfatizado, cuantificado en elevadas cifras y con detalles provocadores, pretende anunciar lo que viene.

Por un lado ataques frontales a los sindicatos, a los funcionarios, a los grandes servicios públicos y universales. Por otro, recorte de éstos últimos. Como guinda mediática los gastos de representación, las televisiones autonómicas, el personal de alta dirección. Poner en el mismo nivel de la balanza el servicio público educativo, o el sanitario, con los coches de servicio de la Administración, los asesores o las empresas públicas de comunicación es querer confundir a la opinión pública. Porque estos son gastos menores comparado con el coste de la sanidad o la educación que suman el 70% del gasto autonómico. Ahí es donde se quiere recortar y ahí es donde muchos países nos siguen aventajando, lo que no se dice.

Desde hace meses las diferentes tribunas de los medios de comunicación vienen clamando en esa dirección, en general con pocos datos y muchos adjetivos. Se obvian las comparaciones estadísticas con otros países para saber si tenemos muchos funcionarios, suficientes o pocos. En todo caso son los que ahora necesitamos para el nivel de servicios que tenemos.Tampoco se explica la función que prestan: médicos, profesores, jueces o policías parecen ser invisibles para los heraldos del recorte.

En Galicia, como en Madrid, el desprecio hacia el sector educativo es notorio: escandalosa distribución de medios informáticos o de profesores de lenguas, recorte en los comedores, amenazas sobre el transporte, incremento de la carga lectiva, etc. En el sector sanitario se recorta en atención pero se despilfarra en la concesión de hospitales.

Por fin, la derecha española asume abiertamente su tradicional programa. Quizás porque considera que el PSOE está un mal momento para contrarrestarlo, tal vez porque el contexto internacional empuja hacia el abismo y por tanto hacia las fórmulas drásticas, obviando los costes sociales y los que se difieren hacia el futuro.


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