Por eso la decisión anunciada de no concurrir a las elecciones, es un acierto. Por el momento elegido, pues elimina un debate incómodo en pleno proceso electoral autonómico y municipal; por el ejemplo moral, autolimitación como dirigente y por el modo, mediante la convocatoria de elecciones primarias internas probablemente luego del verano. Quién gane éstas se beneficiará de las reformas aprobadas, tal vez de sus primeros efectos positivos y gozará de la legitimidad del apoyo interno, paso previo al futuro Congreso federal.
Un indicio de cuan positiva es la decisión lo encontramos en las respuestas de los rivales, decepcionados por no haber escuchado lo que querían. Saben que el escenario de las elecciones generales, confirmadas para marzo de 2012, puede ser distinto y menos favorable a sus intereses de lo que vaticinan encuestas recientes. Para el PP, privado del destinatario de sus ataques, es un problema. Tendrá que resistir un año frente a un Presidente al que no le temblará el pulso para terminar las reformas pendientes, libre de atender compromisos electorales. Y frente a un candidato (a) que puede resultar imprevisible.
Y sobre los candidatos cabe vaticinar un animado debate. Dos son las opciones, candidato para las elecciones de 2012 o candidato para dirigir el PSOE en el futuro. En el primer caso los históricos como Rubalcaba o Bono son bazas seguras. En el segundo las personas con más proyección futura como Chacón o, menos probable, Tomás Gómez. Sin descartar otras opciones como lo fue en su día el propio Zapatero.
Una última consideración: desde hace unos meses el Presidente y el Gobierno han retomado la iniciativa política y hoy ha sido un ejemplo más. Junto a algunos indicios de estabilización de la situación económica, permiten suponer que el futuro no está escrito.
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