Pero tres años son demasiado tiempo para cualquier falacia. La fría liquidación presupuestaria, carente de prosa y ceñida a las cifras, es un elocuente alegato de ineficiencia de la Xunta. Los datos referidos a 2011 indican que la Xunta dispuso de un presupuesto inicial de 9500 millones de euros, que con otras incorporaciones alcanzó los 10.500 m€. De ellos ejecutó (gastó o adquirió compromisos firmes de gasto), el 88%.
Pero afinando el análisis aparecen las sorpresas. Los gastos de personal, 2000 millones de euros, fueron ejecutados en un 99´5% y los de funcionamiento ordinario, más de 500 m€, en un 97´5 %. Pero los gastos dedicados al crecimiento, inversiones y transferencias de capital, sólo fueron ejecutados en un 62%. 842 millones de euros destinados a salir de la crisis no fueron aplicados por ineficiencia.
El detalle de esos gastos no realizados es muy instructivo. Así:
Programa 561 A, I+D, no se ejecutó el 40%, 27 m€
Programa 723A, Competitividad y mejora de la producción, no se ejecutó el 76%, 170 m€
Programas de Industria, energía y minería, no se ejecutó el 50%, 24m€
Programas de desarrollo empresarial, no se ejecutó el 68%, 114 m€
Los programas citados son básicamente transferencias de capital a las empresas a través de instrumentos como el IGAPE y otros entes. Mientras no hacían lo que debían, tampoco controlaban las malas prácticas, como el escándalo Nupel y otros varios.
Son algunos ejemplos que indican el carácter burocrático de la Xunta actual, la incapacidad para abordar la crisis y el falso discurso en el que se envuelven. Añadamos que los fondos de empleo, transferidos por el Estado, para formación o prestaciones no ejecutados, sumaron 160 millones de euros que serán descontados en el futuro. 69000 parados quedaron sin prestaciones y 28000 ocupados sin formación.
Si el objetivo de las elecciones es cambiar a los malos gobiernos, la actual Xunta lo está demostrando.
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